• Los efectos positivos de la compañía
de un animal se pueden resumir en tres puntos fundamentales.
Estímulo psicológico
Un antidepresivo natural
Cuidar de un animal mitiga el sentimiento de soledad, llena los espacios
vacíos de la vida, sobre todo para las personas ancianas, que
se abandonan con mayor facilidad.
• Un Animalito al que atender supone un estímulo para salir
del aislamiento y ofrece la posibilidad de abrirse al mundo exterior
y restablecer las relaciones o para dar vida a nuevas amistades e intereses.
• Un animal, como el perro, siempre está dispuesto a mover
el rabo y a agasajar a su dueño en cuanto éste llega,
alejando de su mente los pensamientos negativos.
Estímulo lúdico
Un perro es un compañero de juegos que no sólo contribuye
a ahuyentar el aburrimiento, sino también a que nos abramos y
a que interactuemos con los demás, son capaces de provocar carcajadas
y, con ello, acentuar nuestro buen humor. Y ya se sabe que la risa relaja
y aumenta las defensas naturales del organismo.
• La comunicación con los animales es inmediata. Saben
escuchar, esperar y perdonar. Con un animal no se establece competitividad,
no se genera ansiedad, porque el juego nunca adquiere la dimensión
de competitividad o enfrentamiento. Más que un adversario, el
perro es un infatigable y divertido compañero.
Estímulo físico
Otro importante mecanismo positivo es de orden físico: los animales
son acérrimos enemigos de la pereza, y suponen un excelente estímulo
para el ejercicio y el movimiento.
Por ejemplo, cepillarlo, lanzarle un hueso o acelerar el paso para no
perderlo, de vista son actividades físicas saludables y posiblemente
mucho más divertidas que el rutinario ejercicio físico
impuesto por un instructor.
Cuándo se debe recurrir a su ayuda
Si bien al principio la TACA se empleaba básicamente como soporte
para las personas (en especial niños) con problemas de tipo psicológico
o con minusvalías, en la actualidad los inesperados y espectaculares
resultados obtenidos han permitido ampliar su radio de acción
a personas de todas las edades y al tratamiento de numerosas enfermedades
(hipertensión, infarto, anorexia, depresiones, etc.).
A continuación enumeraremos algunos de
sus principales campos de aplicación.
Todos estos mecanismos son bases fundamentales en nuestro tratamiento
con Personas Mayores.
En el campo psicológico
Un perro puede resultar de utilidad para tratar algunos trastornos de
comportamiento (especialmente en los niños) como la dificultad
para socializarse, la agresividad excesiva, el rendimiento escolar escaso
o la poca confianza en uno mismo.
• Acariciar, exteriorizar el afecto que se siente por un animal
mejora la propia capacidad de interactuar, despierta el deseo de recuperar
el contacto con los demás y de dialogar con otras personas.
• Los animales nos hacen compañía, y a través
de sus necesidades reclaman nuestra atención: cuidar de un animalito
es una responsabilidad que exige una dedicación constante. Y,
sobre todo en el caso de los niños, esta tarea puede ser valiosa
para ayudarles a madurar, a crecer, a darse cuenta de los valores que
son realmente importantes en la vida y a adquirir un sentido del deber.
El cuidado de otro ser contribuye, además, a que se reaccione,
a ocuparse más de uno mismo. Por ejemplo, se ha constatado que
alimentar a un perro, prepararle la comida, respetar sus horarios, puede
estimular el interés por la propia alimentación y, así,
combatir la desgana y la inapetencia que se encuentran en el origen
de diversos trastornos alimenticios.
• Además, tener presentes los horarios y las necesidades
del animal también constituye un buen ejercicio para la memoria
y la concentración.
En el campo médico
Un animal puede ser de utilidad durante los períodos de convalecencia
en el tratamiento de algunos trastornos.
• La Zooterapia da excelentes resultados en el tratamiento de
la hipertensión: rodearse del afecto de un cachorro produce un
efecto relajante y distensivo que ayuda a mantener en su cauce la presión
sanguínea.
• Ya sea por su efecto tranquilizante como por que nos obliga
a mantenernos más en forma, la presencia de un animal también
es de gran ayuda para las personas que sufren problemas de corazón,
hasta el punto de que a menudo se prescribe para la recuperación
de personas que han tenido un infarto.
• Por otro lado, el buen humor que transmite su compañía,
estimula la producción de endorfinas, sustancias segregadas por
el organismo bajo la influencia de las emociones, que refuerzan las
defensas naturales del organismo y lo protegen de las enfermedades.
Además, se ha observado que la presencia de un animal acelera
la recuperación tras una intervención quirúrgica.
En el campo psiquiátrico y neurológico.
El uso terapéutico de los animales también funciona en
el tratamiento de diversos trastornos psiquiátricos como la depresión,
la esquizofrenia y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer;
la Ansiedad, algunas formas de Neurosis, y gran cantidad de Patologías
Geriátricas.
• Hacerse cargo de otro ser y proyectar en él amor y afecto
refuerza la tendencia innata en el hombre de ofrecer ayuda a otro ser
viviente, lo hace sentirse útil y se convierte en un motivo más
para superar la enfermedad. Por otro lado, la presencia de un animal
transmite sensación de seguridad, ayuda a que aflore la sonrisa
y a que mejore el humor.
• También se han observado efectos positivos en personas
con problemas de autismo (una enfermedad que se manifiesta en la primera
infancia, y que se caracteriza por un progresivo alejamiento de la realidad,
por un encerramiento en un mundo interior, un empobrecimiento o una
total ausencia de lenguaje y un déficit en el desarrollo psicológico).
La proximidad y la relación con un animal a menudo es el primer
paso para volver a entrar en contacto con el mundo que les rodea. Para
aquellos que sufren estos problemas, la presencia de un animal contribuye
a desencadenar reacciones emotivas, a suscitar intereses y curiosidad,
y suele estimular a los niños a que también manifiesten
verbalmente sus sentimientos y a salir del obstinado mutismo en que
vivían encerrados. No obstante para este campo en concreto se
mejora la calidad de vida, pero no cura la enfermedad.