Podríamos definir a los animales de compañía como:
“Aquéllos que son utilizados para
acompañar a las personas que los poseen, y que además
necesitan que se les dispense una serie de cuidados, considerándose
en muchos casos como un miembro más de la familia ".
Atkinson, divide a los animales de compañía en tres grupos:
1. Ambientales, caracterizados por exigir pocos cuidados y no salir
de casa, actuando además como efecto ornamental e incluiría
básicamente a los peces, a los pájaros y a las tortugas.
2. De Primer Plano, caracterizados por ocupar un lugar importante en
la vida de sus dueños, no suelen intervenir en el desarrollo
de relaciones con otras personas, y su principal representante es el
gato.
3. De Contacto, cuyo nombre haría referencia a la facultad de
procurar relaciones de sus dueños con otras personas ya que es
necesario sacarlos al exterior, además de exigir importantes
cuidados y atenciones, siendo el perro su más genuino representante.
Debiéndose añadir, un grupo más a esta clasificación,
los animales que aunque en un principio no son de compañía,
sabemos que están desarrollando esta función y así
lo hemos observado a partir de nuestra experiencia durante
el desarrollo de diversos trabajos de campo con personas con discapacidad y ancianos, como son los
animales de Granja.
Pero no todos los animales van a ocasionar los mismos efectos, ya que
si por un lado unos son más activos e intervienen más
en nuestros quehaceres diarios, como el perro o el gato, otros por el
contrario son más pasivos como el pájaro o el pez.
Efectos beneficiosos
Los beneficios reportados por la bibliografía sobre la posesión
de un animal de compañía por las personas, son de tres
tipos, físicos, psíquicos y sociales.
Entre los beneficios físicos, se ha comprobado su efecto positivo
en el tiempo de recuperación de las enfermedades, así
como una mayor supervivencia en los individuos que poseen animales de
compañía y que han sufrido de cardiopatía isquémica,
efectos positivos que achacan al descenso de la soledad y por tanto
de la facilidad para deprimirse, la reducción de la ansiedad,
el estímulo que estos animales son para la realización
de actividad física, tanto a la hora de llevarlos de paseo como
de realizar sus cuidados diarios.
Los efectos positivos sobre la recuperación
de las enfermedades estarían basados en el mantenimiento del
interés sobre el animal aún estando hospitalizado, lo
que condicionaría mayores ansias de mejorar y seguir viviendo,
la realización de ejercicio, al menos moderado al establecer
sus cuidados diarios, la reducción de la presión sanguínea,
por efecto relajación al comunicarse con el animal.
Friedmann ha encontrado que la presencia de un animal de compañía,
un perro en su caso, produce disminución de la frecuencia cardíaca
y de la tensión arterial, estudios que posteriormente fueron
corroborados por Baum.
El poseedor de un animal de compañía generalmente va a
descargar sobre el grandes dosis de afecto y cariño, considerando
al animal en muchas ocasiones como un verdadero compañero, esto
hace que el poseedor del animal mejore su autoestima al adoptar una
actitud responsable de cuidar y respetar al animal, que a sus ojos se
muestra como indefenso y dependiente de su dueño.
Además como demostró Aaron Katcher, el animal de compañía
proporciona a quien lo posee seguridad, intimidad por la disponibilidad
inmediata del animal, parentesco como así quedo de manifiesto
en que los poseedores los catalogan como pertenecientes a la familia
y constancia en cuanto que el animal puede ser sustituido por otro,
a diferencia de los seres humanos.
En una encuesta llevada a cabo en los Estados Unidos, se observó
que las personas mayores de 65 años que poseían un animal
de compañía presentaban cuadros depresivos con menor frecuencia
que los que no lo tenían, ya que el animal podría actuar
como soporte emocional, siendo alguien en quién se puede confiar
y a quién se le puede hablar, proporcionando al anciano un apoyo
ante el aislamiento.
Más recientemente el estudio de Siegel observa que el tener animales
de compañía disminuye el número de visitas a los
médicos por sus poseedores, hecho achacable a la disminución
del estrés, en relación con la distracción que
el animal le reporta a su dueño, tanto en cuanto a alimentarlo
y pasearlo, pautando una serie de rutinas y tareas diarias.
Cusack en un estudio con ancianos observa de nuevo que los animales
de compañía mejoraban su bienestar psicológico
y su sentido de humor al entretenerle de forma desinteresada.
Quedan por último dentro de los beneficios observados en los
poseedores de animales de compañía los de tipo social,
siendo indudable la labor que los animales de compañía,
sobre todo los perros, realizan en la interacción de sus poseedores
con otras personas, y por tanto en la adquisición de nuevas amistades,
además del efecto positivo que sobre la comunicación generan,
ya que aunque el animal no pueda hablar, en muchas ocasiones si es cómplice
de lo que nosotros le contamos.
Experiencia sobre los efectos beneficiosos
Muchas han sido las experiencias realizadas para interrelacionar a los
ancianos con los animales de compañía, pudiendo relatar
las siguientes:
*A nivel domiciliario, la de Mugford y M´Comisky que seleccionaron
30 ancianos a los que les colocaron periquitos enjaulados en casa en
comparación con otros a los que les colocaron flores o la televisión,
observando que los que tenían el periquito mejoraron en su salud
física y en las relaciones con los vecinos. Clover Gowing comparó
el efecto producido por unos peces de colores en comparación
a otro grupo de ancianos a los que no les dio peces y observó
que los que los tenían mejoraban en su interés y sentido
de la responsabilidad.
*A nivel institucional, Brickel (1979) reviso el efecto de dos gatos
en una Institución, observando el incremento de la sensibilidad
de los pacientes, además de ser los gatos el tema principal de
las conversaciones. Salmon (1981), introdujo un perro en una unidad
de crónicos de un hospital geriátrico de Caulfield, observando
que estimulaba la risa, el sentido de humor, la sensibilidad e incluso
era un incentivo para vivir.
*El proyecto de interpelación "Personas mayores y animales
de compañía", realizado por el departamento de psicología
de la Universidad de las Islas Baleares con dos grupos de personas mayores
de 60 años, a los que se entrevisto antes y a los seis meses
de dejarles un animal de compañía y donde se observo una
mejora de la calidad de vida general de este colectivo, sobre todo en
lo referente a la salud mental (ansiedad, depresión, control
emocional/conductual) y algo menor en relación a la salud física,
no apreciándose grandes cambios en las relaciones familiares
y sociales.
*El programa animales de compañía de Cornell , iniciado
en 1982, promueve la visita de animales de compañía a
instituciones geriátricas, observándose que los ancianos
mejoraban su auto-estima y además se suavizaba la tirantez de
las visitas en presencia de los animales.
De los estudios anteriores se constata que la introducción de
animales de compañía en la vida de los ancianos va a posibilitar,
mejorar el estado general de salud en sus variados aspectos, físico,
psíquico y social.
Algunos resultados son:
· Personas con serios problemas de corazón que tienen
animales, tienden a mejorar su calidad de vida, al contrario de pacientes
que no los tienen.
· estar con un animal baja la tensión de pacientes hipertensos
· la Mascota-terapia es beneficiosa para personas que experimentan
grandes cambios en su vida, mudanzas, desempleo, enfermedad o muerte
de un familiar.
· los animales hacen que se reduzca la ansiedad y el aburrimiento
de los tratamientos médicos.
· los perros pueden ser adiestrados para asistir a personas con
todo tipo de discapacidades.
Los animales domésticos pueden contribuir a mejorar la calidad
de vida de los pacientes porque les proporcionan un sentimiento de paz
y una finalidad.
Los perros adiestrados son de utilidad en la ayuda de personas con alguna
discapacidad física. Los pacientes hipertensos a los que se les
proporciona un perro entrenada en labores útiles y compañía,
mejoran en su bienestar y requieren menos horas de asistencia de otras
personas o facultativos